En el quirófano (OR) puede ocurrir cualquier cosa, de día o de noche. Aunque las cirugías planificadas suelen programarse para el comienzo de la semana, no hay forma de predecir qué más puede intervenir y alterar estos planes perfectos.
Aunque se trata de una parte aceptada del trabajo, no significa que no se pueda mejorar la eficiencia en la cirugía y en torno a ella. De hecho, con la tecnología de que disponemos hoy en día, es fácil ganar tiempo, costes y eficiencia.
Los mejores planes
Los lunes y los martes suelen ser los días más ajetreados de la semana en el quirófano de un hospital. ¿Por qué? Porque al principio de cada semana se programan muchas intervenciones quirúrgicas. Esencialmente, es una forma de garantizar que los pacientes también se recuperan para el resto de la semana y de asegurarse de que hay sitio para el siguiente lote de pacientes programados.
Pero, como sabemos, la medicina dista mucho de ser sencilla. Si un paciente requiere una intervención quirúrgica, programada o urgente, no sólo debe estar presente un cirujano. También debe estar disponible un equipo de instrumentistas, enfermeras y otros profesionales, incluido un cirujano adjunto, en caso de que surja la necesidad de experiencia adicional.
En un día de máxima actividad, los cirujanos pueden tener que atender más urgencias de las previstas. La consecuencia es que las operaciones programadas se retrasan. Esto no sólo supone una gran presión para los propios cirujanos, sino que obliga a los equipos de asistencia a estar constantemente disponibles, en persona.
Racionalizar el tiempo de los especialistas
Cuando hay que colocar un implante, como un stent o una cadera artificial, también se necesita un especialista en productos sanitarios. Tradicionalmente, tienen que estar presentes antes de una intervención quirúrgica para asegurarse de que el cirujano dispone de toda la información necesaria sobre el dispositivo.
Sus conocimientos sobre el producto pueden ser necesarios incluso durante la operación. Pero como no se les permite entrar en el quirófano, tienen que esperar mucho, estar de guardia por si acaso.
Sin embargo, dado que un especialista en dispositivos tendrá que cubrir una amplia zona geográfica, y que su tiempo ya es escaso, la única manera de que los fabricantes de dispositivos puedan atender a varios hospitales al mismo tiempo es contratar a más personal.
Teniendo en cuenta los elevados costes en tiempo completo de un especialista en productos, es evidente que los costes se acumulan. Lo que significa una mayor carga financiera para todas las partes con el fin de proporcionar a todos los pacientes sometidos a cirugía la mejor atención posible.
Poner la tecnología al servicio de la sociedad
Por todas estas razones, y otras más, el equipo de Rods&Cones ha trabajado sin descanso para desarrollar nuestras gafas quirúrgicas inteligentes. Ahora los especialistas en dispositivos y los cirujanos asistentes pueden estar de guardia sin necesidad de estar presentes en el quirófano.
Cuando se necesita su ayuda, el cirujano sólo tiene que "marcar" (mirando un código QR) al experto que necesita y al instante tiene acceso visual completo a la cirugía que se está llevando a cabo.
Aunque el ahorro de tiempo es considerable con una solución así, dado que los especialistas en dispositivos pasan mucho tiempo viajando (unos 40.000 km al año), la reducción de su huella de carbono también será significativa.
También significa que los cirujanos pueden contar con los mismos especialistas en dispositivos durante más tiempo, lo que supone un ahorro de costes al tener que desplazarse menos representantes para prestar el servicio necesario.
En general, es esencial tener acceso a la información y el asesoramiento durante la intervención quirúrgica. Hay que dar prioridad a esta necesidad. Sin embargo, la forma de satisfacer esa necesidad debe evolucionar para ser más eficiente y complementar los conocimientos disponibles en el momento oportuno, de manera que beneficie a todos los integrantes de la cadena de valor.
Así de sencillo.